La adquisición de grandes extensiones de tierras agrícolas está generando conflictos y controversias alrededor del mundo. Un número creciente de informes revelan que estos proyectos son perjudiciales para las comunidades locales y promueven una forma de agricultura inapropiada para un mundo sumergido en una grave crisis alimentaria y medioambiental. Sin embargo, los fondos de inversión siguen fluyendo hacia la compra de tierras agrícolas extranjeras, atraídos como el acero hacia el imán. ¿Por qué? Por los beneficios financieros potenciales. Entre los mayores inversionistas que buscan sacar provecho de tales adquisiciones se encuentran los fondos de pensiones, con miles de millones de dólares invertidos.
Entre el 19 y 20 de abril de 2011, se reunirá en la sede del Banco Mundial en Washington un grupo de cerca de 200 inversionistas en tierras de cultivo, funcionarios de gobierno y funcionarios públicos internacionales, para discutir como operacionalizar lo que llaman “adquisiciones responsables” de tierra en gran escala. En Roma, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial que tiene su sede en la Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO) está por lanzar un proceso de consulta mundial relacionada con los principios que habrán de regular de tales negocios. Resaltando que es un problema de la mayor urgencia, los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil (OSC) se están movilizando para detener estos acaparamientos de tierras, y para dar marcha atrás a aquellos acaparamientos que ya están ocurriendo.
La liberalización financiera ha creado una reserva de fundos especulativos que representa 10 veces la totalidad del valor de las producciones mundiales. A su vez, la liberalización de los mercados agrícolas ha aumentado la volatilidad de los precios de los granos básicos, arrasando de paso con las producciones campesinas y extendiendo un mercado internacional controlado por un puñado de multinacionales. "Navegando por los meandros de la especulación alimentaria", un documento de analisis de Mundobat con participación de GRAIN. Disponible en PDF
Está en curso un acuerdo entre el gobierno de la Provincia de Río Negro, en Argentina, y uno de los más poderosos conglomerados agroalimentarios chinos, la empresa estatal Beidahuang, que entrega miles de hectáreas a para producir soja, trigo y colza, entre otros cultivos. El gobierno provincial de Río Negro presenta el Proyecto como un “convenio de producción de alimentos” y como inversión para el riego en la zona del valle inferior de la Provincia frente a la negativa del gobierno nacional de aportar recursos para crear infraestructura de riego en la región. En realidad, el Acuerdo entrega territorio argentino para la producción industrial de soja con un enorme listado de beneficios incondicionales para la empresa estatal china a cambio de nada.
La estrategia de Arabia Saudita para dislocar su producción alimentaria estará en el punto número uno de la agenda cuando varios jefes de Estado y delegaciones de alto nivel de los países africanos arriben a Riyadh para sostener una conferencia de inversionistas el 4 de diciembre de 2010. En algunos de estos países, los inversionistas saudíes ya están adquiriendo tierras de cultivo y comienzan a poner en operación las políticas del reino saudita. Uno de sus principales objetivos es allegarse las tierras arroceras de África occidental. Nueva información obtenida por GRAIN muestra que los hombres de negocios más poderosos del reino ya buscan acuerdos comerciales en Senegal, Mali y otros países que les darían el control sobre varios cientos de miles de hectáreas de las tierras de cultivo más productivas de la región para producir arroz y exportarlo a Arabia Saudita. Estos arreglos socavará la seguridad alimentaria nacional y destruirá los modos de vida de millones de campesinos y pastores. Todo esto se transpira con los gobiernos africanos tras puertas cerradas y sin que la gente afectada o el público en general sepan nada de lo que ocurre.
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