En el Primer Encuentro de Líderes Comunitarios nos reunimos más de 100 líderes sociales de asentamientos de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Haití, México, Perú y Uruguay; en un espacio de reflexión e intercambio que nos llevó a reconocer problemas y desafíos comunes que viven las familias de nuestros asentamientos precarios.
Este Encuentro, realizado del 3 al 6 de octubre en Perú, fue organizado por Un Techo para mi País y financiado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), administrado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y por el Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia (UNDEF).
Como resultado de esta reunión manifestamos a las autoridades de nuestros países lo siguiente:
Hemos llegado a un acuerdo fundamental que deseamos visibilizar por todo el continente: no se nos está tomando en cuenta. A pesar de que somos quienes mejor conocemos la realidad de nuestros asentamientos, de la miseria, el hambre, el frío, la falta de empleo y de oportunidades; porque lo vivimos en carne propia, no entendemos por qué no se nos está tomando en cuenta para nada, ni se están formulando políticas directas y enfocadas en los asentamientos precarios, el acceso a la tierra, a los servicios básicos y la vivienda. Estamos fuera del diseño, la ejecución y la fiscalización de los programas de asistencia social y de las políticas sociales. Y por eso hoy queremos decir que aquí estamos, que queremos vivir dignamente y que queremos formar parte de las soluciones.
Sin embargo, no venimos a mendigar, venimos a cumplir con nuestro deber como ciudadanos y ciudadanas. Para cambiar esta realidad, venimos a plantear una propuesta de trabajo. Esta incluye los deberes que nos comprometemos a cumplir y los derechos que creemos hacen falta en nuestras sociedades, para que la gente viva dignamente y pueda involucrarse.
Sin importar el país de procedencia, los aquí presentes nos reconocemos como líderes comunitarios, reconocemos la responsabilidad que eso significa y la importancia de predicar con el ejemplo. Por eso, nos comprometemos con los siguientes deberes:
- Trabajar por el bien común: con sacrifico, transparencia y vocación de servicio; dejando de lado los intereses personales y la corrupción.
- Promover la organización y la participación: la unión hace la fuerza y la participación fortalece la unión. Escuchar a todos con respeto, trabajar en equipo, resolver conflictos, rendir cuentas, mejorar nuestra comunicación interna y externa, son parte de nuestros compromisos.
- Impulsar proyectos comunitarios en conjunto con la gente: mediante asambleas y espacios democráticos, trabajar guiados por las necesidades de las mayorías.
- Caminar hacia la formalización: comprendemos la importancia de cumplir la ley y de actuar de acuerdo a esta.
- Aprovechar las redes que existen: aprovechar los recursos y oportunidades dentro de la comunidad y fuera de esta, públicas y privadas.
- Brindar información sobre nuestra comunidad: ordenar y dejar por escrito lo que hacemos, para que esta sea útil para las nuevas personas que vengan, así como para quienes nos la soliciten.
Sin embargo, también creemos que la mayoría de estos deberes, que estamos dispuestos a cumplir dependen de que recibamos capacitación, porque reconocemos con humildad que esto es un proceso y que necesitamos herramientas. Esto es lo que más queremos exigir: espacios, oportunidades y herramientas. Porque en la práctica, nos urge la legalización y el acceso a la tierra, el acceso a servicios básicos, y el mejoramiento de nuestra calidad de vida; y para esto sabemos que es indispensable organizarnos formalmente, para que estas necesidades se resuelvan en conjunto entre gobierno y la gente. Sabemos que necesitamos organizarnos, comunicarnos mejor, conocer la ley, desarrollar proyectos, innovar, mejorar nuestro liderazgo, abrir espacio para formar y empoderar nuevos líderes, involucrar a la juventud, garantizar honestidad y rendición de cuentas, entre otros. Porque para cambiar la realidad que vivimos, urge involucrarnos y queremos hacerlo, no podemos seguir con planes que son pensados y ejecutados sin la gente que sobrevive en esta realidad, porque perdemos dinero y tiempo, lujo que no podemos darnos.
Ahora, partiendo de los deberes que nos comprometemos a cumplir y tomando en cuenta nuestras necesidades urgentes, queremos cerrar esta propuesta de trabajo, con un llamado a hacer valer la justicia y la democracia, más allá del papel. Porque estamos cansados y cansadas de no ser respetados como ciudadanos y ciudadanas, por eso, exigimos los siguientes derechos a:
- Capacitarnos: adquirir herramientas para comprender la ley, lo económico, lo político y lo social; y para actuar con mayor fundamento y claridad.
- Formalizarnos como organizaciones comunitarias: no somos empresa, ni gobierno, ni sindicato, ni asociación privada, ni partido político. Necesitamos que nos escuchen, para crear nuestra propia fórmula de organización formal para que nos represente, o para mejorar las que ya existen.
- Tener acceso a la información pública: para involucrarnos, necesitamos saber hacia donde pretenden ir el gobierno y las instituciones públicas, sus procesos, fines y presupuestos.
- Ser incluidos en el diseño, la ejecución y la evaluación de los programas de asistencia social y en las políticas sociales: Ser tomados en cuenta como los referentes de la información de nuestras comunidades. Antes de implementar políticas que sean dirigidas a nosotros/as, es indispensable que se respete nuestro derecho a ser tomados en cuenta, porque de los asentamientos precarios, somos quienes más sabemos.
- Ser tratados como ciudadanos y ciudadanas cuando actuamos frente a las instancias de gobierno: exigimos trato decente y respetuoso, derecho a recibir respuesta de nuestras solicitudes y peticiones.
- Tener acceso real y formal a la tierra, la vivienda, los servicios básicos: necesitamos contar con estos mínimos para poder vivir dignamente.
- Protección a la integridad física y a la vida de los líderes comunitarios.
Finalmente, para concluir con esta propuesta de trabajo, queremos recalcar que la misma nace del espíritu latinoamericano, del encuentro que hemos vivido y que consideramos necesario de repetir, cada vez con más fuerza y asistencia. Porque hay muchísimos líderes comunitarios que hoy no están acá, y que tienen muchísimo que aportar. Por tal motivo, nos comprometemos también a compartir la información que hemos recibido acá en nuestros países, y a promover planes de acción locales para impulsar esta agenda de denuncia, derechos y deberes. También consideramos fundamental, que este manifiesto sea tomado en cuenta por nuestras autoridades nacionales y regionales, para impulsar procesos de cambio y acciones concretas para desarrollarlo. Este encuentro, es un punto de partida, pero después de acá, no vamos a detenernos ni a conformarnos hasta que seamos tomados en cuenta con respeto, que todos los seres humanos, como individuos y como grupos, tenemos el derecho a vivir dignamente, con igualdad de oportunidades y derechos.
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